Entre los principales deseos de (casi) cualquier persona está el tener sexo con algún amigo cercano, tal vez por la confianza y ver lo que se siente dar ese pasito adicional; o acostarse con alguien a quién acabas de conocer, probablemente por saber que no hay compromiso y, pase lo que pase, todo quedará en el pasado; o estar con una persona del mismo sexo (reconozco que es más común entre chicas) y descubrir sensaciones que una vez fueron prohibidas y terminaron siendo inexplicables por lo placenteras; o ver a tu pareja coquetear con alguien más y llegar todo lo lejos posible mientras tú observas; o el caso opuesto, tener una noche de desenfreno con altos niveles de placer y lujuria con alguien más mientras el amor de tu vida te observa a la distancia; y, por supuesto, estar en un sitio compartiendo con otras personas disfrutando todos de nuestra desnudez, dispuestos a compartir la cama, su cuerpo y el de sus parejas…
El morbo, esa sensación de realizar aquellas cosas que alguna vez consideraste prohibidas o malas, ya sea por convicción propia o por influencia externa, es quizás la detonante del placer en cada una de las situaciones anteriormente mencionadas.
La práctica del swinger difícilmente se puede llevar a cabo bajo parámetros estrictamente formales, y se hace necesario incluir aspectos emotivos como el erotismo y la afectividad, que despiertan la lujuria y el deseo, la pasión y las ganas, que luego nos permitan ingresar a este viaje de placer y satisfacción. Vivir el swinger con cierta morbosidad nos ayuda a desinhibirnos y disfrutar las experiencias con mayor plenitud y soltura al guiar nuestras fantasías y orientar nuestro actuar.
Pero el morbo también tiene sus límites y es necesario establecerlos. Lo que para unos puede ser agradable y hasta “adictivo”, para otros puede ser una pesadilla. Como solemos repetir constantemente, no todas las personas siente o piensan igual, por lo que nuestros deseos solo deberán llevarse a cabo con aquellos que estén en total acuerdo y, además, evitando posibles afectaciones físicas y/o psicológicas a terceros.
Una vez establecidos tus límites éticos, morales y físicos, y habiéndote asegurado que tu(s) acompañante(s) también los comparte, da rienda suelta a tu imaginación y disfruta del morbo que genere la situación que te planteas vivir. Por mi parte, te deseo éxito, placer y un feliz viaje hacia el clímax.
Nota: Independientemente de los significados formales que se atribuyen al término “morbo”, hemos decidido basar este artículo en sus definiciones coloquiales con el deseo de explicarnos de la mejor manera posible. Red Club Panamá
Seria realmente fantacioso
Así empieza todo, con fantasía…
Hola no tenemos experiencia pero nos encantaría el morbo de hacer trío y quién quita algo mas
Felicidades por la iniciativa. La experiencia llegará más temprano que tarde. Mientras, es bueno ir trabajando en sus propias reglas y prepararse para vivir su fantasía.